viernes, 20 de septiembre de 2013

After Earth

Shyamalan vuelve a confundirnos con una cinta que quiere ser trepidante y acaba resultando insulsa y tediosa. Un Will Smith demasiado grave y un Jaden Smith demasiado verde no logran captar la atención del respetable.



Director: M. Night Shymalan
Guión: M. Night Shyamalan y Gary Whitta, basandose en una historia del propio Will Smith 
Estreno en España: 28 de junio de 2013

Duración: 100 minutos
Intérpretes: Will Smith, Jaden Smith, Sophie Okonedo, Zoë Kravitz.

La carrera de M. Night Shyamalan empieza a ser de juzgado de guardia. Tras un más que prometedor inicio con El Sexto Sentido, no ha hecho más que encadenar un despropósito tras otro, llegando incluso a rozar los límites de la indecencia con ese engendro titulado The Last Airbender

Es por eso que hace tiempo que dejamos de esperar gran cosa del director de origen indio, excepto ese final-sorpresa que en su día fuera marca de la casa, o más bien la desesperada pretensión de repetir la fórmula de éxitos pasados.

After Earth es quizás un intento de recuperar la normalidad narrativa, pero por desgracia su convencionalismo sólo es comparable con su falta de química y de interés. La huella de Shyamalan es únicamente visible en el exceso de gravedad que rodea el filme y que se focaliza en el personaje de Will Smith, incapacitado tanto física como interpretativamente en la mayor parte del metraje. A su extensión en la pantalla, es decir, a su propio hijo, le viene grande el exceso de protagonismo y no consigue dar la talla en ningún momento.


El guión está basado en una idea del propio Will Smith, que parece empeñado en apadrinar a su hijo otorgándole papeles cada vez más protagonistas en sus propias producciones. Flaco favor, visto lo visto, puede que le esté haciendo, y Jaden Smith parece más cerca de quemarse antes de tiempo que de coger las tablas que sin duda necesita.

Pero poco puede hacer el elenco para levantar una película que nace condenada. Se agradece que la duración sea relativamente corta para los tiempos que corren, en los que es poco habitual encontrar producciones de este tipo que bajen de las dos horas. Se agradece, como digo, porque la película es tan previsible que apenas llegados al minuto treinta ya podemos suponer, sin apenas equivocarnos, todo lo que va a ocurrir a continuación.


En una película tan fácilmente predecible, cabe esperar al menos cierto nivel de espectacularidad, ya sea en el despliegue visual o en el montaje de las escenas de acción, algo en lo que la película consiga apoyarse o al menos justificarse. Pero ni chicha ni limoná. Aparte de una cierta pulcritud estética, After Earth ni puede ni parece querer otra cosa que llegar a su esperado "happy ending", ante el que la única reacción posible es resoplar, encogerse de hombros y mirar para otro lado.

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