J. J. Abrams demuestra estar más en forma que nunca firmando la más espectacular de todas las entregas de Star Trek hasta la fecha, que además rebosa respeto y homenaje a la saga original.
Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci, Damon Lindelof.
Estreno en España: 5 de julio de 2013
Duración: 133 minutos.
Intérpretes: Chris Pine, Zachary Quinto, Benedict Cumberbath, Zoe Saldana, Karl Urban, Simon Pegg, John Cho, Anton Yelchin, Alice Eve, Bruce Greenwood, Peter Weller.
De J. J. Abrams hemos hablado largo y tendido en este blog y, por lo que se viene, mucho más vamos a hablar. Ya en este artículo nos atrevíamos a nombrarle el sucesor natural de Steven Spielberg y de George Lucas, todo en uno: el nuevo rey Midas de Hollywood. Y él no sólo parece empeñado en darnos la razón, sino que no hace otra cosa que superarse a sí mismo. Nadie como él ha heredado ese certero sentido del espectáculo.
Star Trek En La Oscuridad es una película redonda, magistralmente engrasada e hilvanada, con un ritmo constante que no da tregua ni respiro y que mantiene, sin esfuerzo aparente pero con habilidad manifiesta, el nivel de entretenimiento y de interés durante todo el metraje. Su potentísimo inicio no es más que la punta de un iceberg que estamos a punto de descubrir y contemplar en toda su magnitud: ese toque de cine de aventuras estilo Indiana Jones, ese vertiginoso salto a lo Dos hombres y un destino, y ese impresionante despliegue visual, acompañado por los efectos de sonido y la banda sonora atronando en nuestros oídos, no hacen sino abrir nuestras bocas de asombro y nuestros ojos de par en par para no perder detalle. Acomódense en sus butacas, el viaje no ha hecho más que comenzar.
Mientras nos vamos reencontrando con la tripulación de la U. S. S. Enterprise, se nos ofrecen las primeras pinceladas de un nuevo y misterioso villano. Misterioso no sólo para nosotros, sino también para nuestros protagonistas, que no sabrán a quién se están enfrentando hasta bien mediada la película. Todas nuestras incógnitas se despejan en una sola frase, con la que Benedict Cumberbath (el impertérrito Sherlock Holmes televisivo) consigue ponernos los vellos de punta.
Te recomendamos que no sigas leyendo si no has visto la película, porque empiezan los SPOILERS
Yo soy Khan
Tras la escena del tiroteo en la reunión de la plana mayor de la flota estelar (que nos recuerda inevitablemente a aquella otra reunión de capos mafiosos en El Padrino III) comienza la persecución de un tal John Harrison, que no es otro que un Khan que poco o nada tiene que ver con ese estrafalario y vengativo personaje que conocimos en la serie original y en la magnífica Star Trek II La Ira de Khan, película que Abrams versiona y homenajea aquí constantemente. Pero hagamos un poco de memoria.
En el capítulo 22 de la serie original, emitido 1967, el U. S. S. Enterprise descubre a la deriva al Bahía Botánica, una antigua nave abandonada en cuyo interior se ecuentran con 72 cuerpos en hibernación. Su líder es Khan Noonieng Singh, un tirano modificado genéticamente para ser más fuerte y resistente. Al despertar tras 200 años, su ambición sigue intacta y no tarda en intentar tomar la nave. Como castigo, el capitán Kirk le destierra, a él y a los suyos, al planeta Ceti Alpha 5.
En la segunda película de Star Trek, rodada en 1982 y titulada La Ira de Khan, el U.S.S. Reliant acaba accidentalmente en Ceti Alpha 5, y se encuentra con Khan y sus hombres 18 años después de ser abandonados por el capitán Kirk. Khan consigue hacerse con el control del Reliant y del proyecto Génesis, centrado en la creación de vida. Kirk consigue finalmente vencer a Khan en combate estelar, y cuando éste último decide detonar el dispositivo Génesis a bordo del Reliant, con el fin de que la onda expansiva alcance al Enterprise, Spock se sacrifica entrando en el reactor y exponiéndose a la radiacción para reparar los motores de la nave y lograr escapar así de la explosión.
En Star Trek En La Oscuridad, apoyándose de nuevo en la realidad alternativa creada en la anterior película, se explica que la explosión de Vulcano varía el rumbo del Bahía Botánica. Khan es hallado, revivido y utilizado por el Aldmirante Marcus (Peter Weller, Robocop) para un diseño de armamento que militarice la flota estelar en previsión de una inminente guerra contra los Klingons. Sin embargo, Khan consigue escapar para salvar a su tripulación, que continúa criogenizada.
Desvelada la identidad del villano, Abrams multiplica las referencias a La Ira de Khan. El duelo estelar entre dos naves de la federación, la presencia de Carol Marcus en la tripulación, pero sobre todo la mítica escena del núcleo radiactivo de la Enterprise, con sus protagonistas invirtiendo los papeles. Es admirable la habilidad de Abrams para construir un relato único y espectacular sobre la base, el respeto y el homenaje al material original, dejando más que satisfechos tanto a los incondicionales de la saga como a los recién llegados al universo Star Trek.
Terminada y disfrutada esta magnífica y espectacular película de la ciencia ficción más entretenida posible, no podemos evitar pensar en el futuro. Y ese futuro se escribe en letras doradas sobre negro con música de John Williams de fondo. En este momento, no se nos ocurre nadie mejor que J. J. Abrams para emprender esa nueva y esperadísima aventura en una galaxia no tan lejana. Star Wars te espera con los brazos abiertos. Por desgracia, Star Trek te echará muchísimo de menos.
No podemos estar más de acuerdo, espectáculo puro. Y grandes esperanzas para la saga Star Wars.
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