Emotivo relato de un amor inverosimil en un futuro tan cercano que retrata nuestro presente. La mejor película de Spike Jonze hasta la fecha, con un estratosférico Joaquín Phoenix que no puede evitar enamorarse (ni él, ni nosotros) de la dulce voz de Scarlett Johansson
Título: Her
Dirección y Guión: Spike Jonze
Estreno en España: 21 de febrero de 2014
Duración: 126 minutos
Intérpretes: Joaquín Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde.
Alguien me dijo una vez que todo relato futurista emite un juicio de valor sobre nuestro presente. Ya sea el "si seguimos así nos autodestruiremos" de películas como El Planeta de los Simios, o "a esto nos llevará la confianza ciega en la tecnología" de Terminator, por citar un par de ejemplos.
El concepto de futuro en Her es tan contemporáneo que apenas difiere de la realidad actual. Theodore, su personaje protagonista, no viene sino a encarnar la esencia moral y espiritual de este amanecer del siglo XXI.
La magnífica composición de Joaquín Phoenix (que merecía al menos el reconocimiento de una nominación al Oscar) transmite en efecto ese vacío existencial, esa apatía, ese aislamiento que supone relacionarse más con las nuevas tecnologías que con las personas que nos rodean. Nuestros móviles y redes sociales evolucionan aquí hasta convertirse en OS1, el Sistema Operativo definitivo que nos traerá la felicidad.
Algunas de las más grandes películas de la historia de la ciencia ficción se han planteado si la evolución de la tecnología llegará a crear una Inteligencia Artificial tan perfecta que llegue a tomar conciencia de sí misma y a desarrollar sentimientos humanos. El HAL-9000 de 2001 o el Nexus 6 de Blade Runner reaccionaban revelándose contra sus creadores. Pero la Samantha de Her se enamora de él. Y esa conmovedora e insólita historia de amor es narrada con tanta sensibilidad y ternura que acaba por enamorarnos también a nosotros. La hipnótica expresividad y frágil dulzura de la voz de Scarlett Johansson es la gran culpable de ello.
Podríamos considerar Her como el episodio definitivo de Black Mirror, en el que Spike Jonze (Cómo ser John Malkovich, Donde viven los monstruos) nos sumerge en un emotivo relato que consigue arrancar una lágrima sincera que brota desde lo más hondo del alma humana, apoyándose para ello en un inigualable guión (ganador del Oscar a Mejor Guión Original), en unas interpretaciones soberbias (Amy Adams, Olivia Wilde y Rooney Mara salen poco, pero hipnotizan) y en una espléndida banda sonora. Una película que continuará retumbando en tu cabeza mucho después de agotar los títulos de crédito, y que permanecerá para siempre en el interior de aquellos a los que nos ha conmovido profundamente.
El concepto de futuro en Her es tan contemporáneo que apenas difiere de la realidad actual. Theodore, su personaje protagonista, no viene sino a encarnar la esencia moral y espiritual de este amanecer del siglo XXI.
La magnífica composición de Joaquín Phoenix (que merecía al menos el reconocimiento de una nominación al Oscar) transmite en efecto ese vacío existencial, esa apatía, ese aislamiento que supone relacionarse más con las nuevas tecnologías que con las personas que nos rodean. Nuestros móviles y redes sociales evolucionan aquí hasta convertirse en OS1, el Sistema Operativo definitivo que nos traerá la felicidad.
Algunas de las más grandes películas de la historia de la ciencia ficción se han planteado si la evolución de la tecnología llegará a crear una Inteligencia Artificial tan perfecta que llegue a tomar conciencia de sí misma y a desarrollar sentimientos humanos. El HAL-9000 de 2001 o el Nexus 6 de Blade Runner reaccionaban revelándose contra sus creadores. Pero la Samantha de Her se enamora de él. Y esa conmovedora e insólita historia de amor es narrada con tanta sensibilidad y ternura que acaba por enamorarnos también a nosotros. La hipnótica expresividad y frágil dulzura de la voz de Scarlett Johansson es la gran culpable de ello.
Podríamos considerar Her como el episodio definitivo de Black Mirror, en el que Spike Jonze (Cómo ser John Malkovich, Donde viven los monstruos) nos sumerge en un emotivo relato que consigue arrancar una lágrima sincera que brota desde lo más hondo del alma humana, apoyándose para ello en un inigualable guión (ganador del Oscar a Mejor Guión Original), en unas interpretaciones soberbias (Amy Adams, Olivia Wilde y Rooney Mara salen poco, pero hipnotizan) y en una espléndida banda sonora. Una película que continuará retumbando en tu cabeza mucho después de agotar los títulos de crédito, y que permanecerá para siempre en el interior de aquellos a los que nos ha conmovido profundamente.
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